Es el momento de poner manos en la tierra y trabajar en lo que más nos gusta: la jardinería.
Llegó junio, estamos a escasos días del inicio del invierno. Las mañanas y las noches son más frías, pero el solcito de las horas del mediodía y la siesta invitan a pasar tiempo al aire libre y conectados con nuestras plantas. Es un momento clave dentro del calendario botánico, ya que nuestras especies muy pronto comenzarán a vivir los meses más fríos del año y hay tareas que podés realizar para prepararlas de la mejor manera para transitarlos.
El primer paso es llevar adelante un mantenimiento general, lo que implica retirar las malezas y hacer una limpieza: quitar telarañas, retirar hojas secas o amarillas y extraer malas hierbas. En caso de que sea un ejemplar en maceta, podés también chequear el estado general del contenedor, corroborar que los agujeros de drenaje no estén tapados y eventualmente limpiar suavemente con un paño las hojas de tus plantas más chicas.
Durante esta revisión general prestá atención al envés de las hojas y los tallos, para detectar si hay presencia de plagas como cochinilla o pulgones, como así también caracoles o babosas.
Nutrientes
Tus plantas necesitan ganar fortaleza para enfrentar los meses más fríos del año. El otoño es la época que se considera más adecuada para abonarlas, justo antes de que comience el reposo invernal, y de esa manera cubrir sus necesidades nutricionales y evitar un debilitamiento.
El otoño es ideal para brindar a tus plantas una dosis extra de energía que les permita seguir creciendo saludables. Es un período en el que todavía se mantienen activas y podrán asimilar los nutrientes que les aportes. Ocurre que las propiedades el sustrato se van agotando con el tiempo, por lo que cada tanto te recomendamos reponer los minerales y otros compuestos. Hay diferentes opciones para ello, desde sustancias orgánicas como productos preparados.
Aboná una vez por mes para mantenerlas.
El humus de lombriz, el compost, el guano, el té de banana, son sustancias orgánicas que sirven para fertilizar y que además mejoran la estructura del suelo. Entre sus beneficios, contribuyen a la protección de las raíces ante las bajas temperaturas.
En caso de ser necesario, podés rellenar con sustrato las macetas y canteros que lo requieran. Recordá que la mezcla debe contener tierra de calidad, una parte de perlita y otra de compost.
Protección
En nuestra zona son muy típicas las heladas invernales. La temperatura con frecuencia baja de los cero grados, por lo que es un punto para poner especial atención.
La tela antiheladas será tu aliada, ya que es de un material que permite el paso de la luz pero al mismo tiempo protegerá a tu ejemplar para que las heladas no lo dañen. Te recomendamos cubrir árboles que plantaron en el último tiempo y que no resisten ese frío, como los cítricos. Con los años, podrás dejarlos al descubierto, pero si aún se encuentran en etapa de adaptación o crecimiento inicial, la tela antiheladas es un básico. Podés incluso darle más de una vuelta con la tela, para darle una protección extra.
Para las plantas que sí podés trasladar a un lugar bajo techo, como macetas con suculentas o hierbas aromáticas, te aconsejamos que lo hagas. Este tip vale sobre todo para los jardines ubicados en zonas de chacras, en donde la temperatura llega más abajo.
El final del otoño es una época estupenda para plantar arbustos y árboles.
Otra acción para cuidarlas es colocar lo que se llama mulch. Se trata de un material de cobertura orgánico que sirve para proteger las raíces y la base de las plantas de las heladas. Para ello funcionan muy bien la paja seca, las cáscaras de maní, la viruta de madera y hasta hojas secas de árboles caídas durante el otoño. El material que elijas -o consigas- se coloca sobre el terreno alrededor de las plantas, y actúa como capa protectora frente a los cambios climáticos que tienen lugar en el suelo, principalmente generados por la humedad y la temperatura.
Además podés revisar los tutores y atar los crecimientos que se encuentren sueltos, ya que de esa manera podrán resistir mejor ante los temporales de viento típicos de la Patagonia.
Humedad
El riego debe ser espaciado y siempre evitando que el follaje quede mojado toda la noche. Tenes moderar el aporte de agua según la humedad que observes en el suelo. Luego de un temporal de lluvias probablemente la tierra tardará más en secar, por lo que tus plantas demandarán riego días después.
Atención con los sectores del patio que permanecen más horas del día con sombra, ya que allí también la humedad se mantendrá más tiempo.
Los cactus y suculentas tendrán muy baja demanda de riego en comparación con plantas tropicales.
También vas a notar cambios en las plantas que viven en el interior de tu casa. Si bien en el invierno la demanda de agua será siempre menor, al prender la calefacción el ambiente se tornará más seco para ellas. Incluso, si tenés losa radiante, deberás despegar las macetas del piso para evitar que el calor las afecte. Recordá que lo ideal es pulverizarlas con mayor frecuencia -siempre de forma indirecta y suave- y agruparlas para generar un efecto jungla. Podés sumar recipientes con agua para reproducirlas y, al mismo tiempo, aportar humedad al espacio.
Alejá tus plantas de interior de radiadores, calefactores y estufas porque las deshidratan. Y no las expongas a corrientes de aire frío.
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Son varias las tareas, pero de todos modos siempre quedan ganas de hacer más jardinería. Podés venirte al vivero para sumar nuevas especies. En invierno podés cultivar flores e incorporar plantas a los espacios interiores que durante esta época disfrutas a diario.
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