Cultivar reduce el estrés y promueve el bienestar emocional. Cómo iniciarte en esta práctica para conectar con la naturaleza y generar cambios positivos en tu estado de ánimo.
En medio del bullicio diario, donde el estrés y la ansiedad son compañeros habituales, encontrar momentos de calma se vuelve esencial. En este contexto, la jardinería emerge como una práctica terapéutica. Es que ofrece no solo la posibilidad de cultivar plantas, sino también de cultivar la calma a partir de su cuidado.
La conexión entre la jardinería y el mindfulness es destacada por expertos. "La jardinería puede convertirse en una experiencia meditativa, donde la atención plena se centra en cada acción: sembrar, regar, podar. Es una oportunidad para desconectar del estrés cotidiano y conectar con la naturaleza", destacó Laura Sánchez, botánica y estudiosa del impacto de la jardinería en la salud mental.
Este enfoque, respaldado por estudios, revela que la jardinería puede reducir significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Según datos recopilados por el Instituto de Investigación en Horticultura, una sesión de jardinería de 30 minutos puede disminuir los niveles de cortisol hasta en un 22%, promoviendo así el bienestar emocional.
El acto de cuidar plantas mejora la salud mental y tiene efectos positivos en la calidad del sueño, la concentración y la reducción de la presión arterial.
El renombrado botánico Carlos Ruiz, enfatizó en lo que ocurre en el cuerpo al relacionarse con plantas. "El contacto con la tierra, la textura de las hojas y el aroma de las flores estimulan la producción de endorfinas, neurotransmisores relacionados con la sensación de felicidad y relajación".
Los beneficios de la jardinería son múltiples. Desde una perspectiva física, la práctica promueve el movimiento y la recuperación de habilidades motoras. También se erige como un aliado en la tonificación muscular, mejorando el equilibrio y contribuyendo a la recuperación y fortalecimiento de la masa muscular. Su demanda de motricidad fina no solo desencadena el uso de la fuerza, sino que también interviene directamente en la coordinación mental-muscular.
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Foto: Pinterest. |
En el ámbito mental, la práctica se convierte en una herramienta polifacética. Eleva la autoestima y fomenta la independencia personal. Al poner a prueba las habilidades de observación, despierta la creatividad y, de manera significativa, reduce el estrés y las molestias innecesarias. Proporciona una vía de escape saludable para las emociones intensas.
En tanto, desde lo social, la jardinería contribuye a fomentar la cooperación con los demás. Ofrece la oportunidad de interactuar con el entorno y con otros individuos. Este entorno propicia y promueve el trabajo en equipo, creando una red de relaciones sociales que contribuyen al crecimiento personal y colectivo. Esto se puede observar a nivel familiar, cuando el proyecto de la huerta implica la colaboración de chicos y grandes, o cuando la idea de armar una plaza en un terreno abandonado involucra a vecinos de un barrio.
Cómo comenzar
Si hace tiempo querés iniciarte en la práctica de la jardinería, desde “El Ceibo” te aseguramos que la clave está en comenzar con pequeños pasos.
Lo primero que tenés que hacer, antes de venir al vivero, es elegir el espacio en donde ubicarás tus nuevas plantas. ¿Es luminoso, tiene corrientes de aire, hay humedad? Todas las características que puedas observar y registrar serán importantes al momento de decidir cuál será la especie que habitará en ese lugar. Si venís con esa primera mirada del espacio hecha, acá en el vivero te asesoraremos sobre las plantas que mejor se adaptarán a esas condiciones específicas.
Otra cuestión importante: no es un mito que hay plantas “más difíciles” de cuidar. Si nunca incursionaste en la jardinería, te recomendamos seleccionar plantas resistentes: comenzá con especies de bajo mantenimiento. Si vas a hacer un jardín en el exterior, las suculentas son ideales para principiantes, ya que sobreviven olvidos de riegos y demandan pocos cuidados. En cambio, si vas a armar un sector verde dentro de tu casa, optá por plantas como el Palo de Agua, la Sansevieria, la Areca o el Potus, que también requieren atenciones más simples para arrancar.
Diseña tu área de jardín de manera que te invite a pasar tiempo. Podés hacer composiciones con macetas, agregar elementos decorativos y mobiliario cómodo.
Y como toda práctica, requiere establecer rutinas. Te aconsejamos cuidar regularmente a tu jardín, y a cambio tus plantas te devolverán crecimiento y frondosidad. Dedicar tiempo a tareas básicas de la jardinería como podar, sacar yuyos o regar, promoverán tu bienestar interior ya que llevarlas a cabo implican liberar la mente y conectarse a pleno con el momento presente.
Al ser una práctica que invita a estar al aire libre, se obtiene vitamina D, que protege al sistema inmunológico, colabora con la absorción del calcio y el fortalecimiento de los huesos.
La jardinería nos brinda la oportunidad de vivir el presente, de ser conscientes y de encontrar la belleza en el proceso de crecimiento. Es un recordatorio constante de que, al igual que las plantas, nosotros también estamos en constante evolución. La terapia de la jardinería ofrece la oportunidad de cultivar un espacio mental de serenidad y conexión con la naturaleza, así que, ¡manos a la tierra!
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