Glicina: Cuidados y consejos para cultivar esta deslumbrante planta trepadora

 

Originaria de China y Japón, la glicina es una de las plantas más elegidas para cubrir espacios como paredes o pérgolas.  Con su cascada de flores moradas, celestes o blancas, embellece y perfuma el espacio donde se encuentre. Dentro de las plantas trepadoras, es una de las más llamativas y con gran capacidad de crecimiento como para cubrir espacios amplios.


Es una especie fácil de cultivar, pero como todas tiene sus mañas. Te invitamos a recorrer esta guía y conocer todo sobre la glicina.

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En este artículo encontrarás:

Orígenes y características 

La glicina es una trepadora leñosa originaria de Japón o China (dependiendo de su variedad) y puede llegar a medir hasta 20 metros de altura. Es de hoja caduca y su principal característica son los grupos de flores que forma como racimos de unos 30 centímetros de longitud. Es muy resistente y se adapta sin problemas a todo tipo de clima. 

Su nombre técnico es Wisteria y se pueden reconocer dos especies: la glicina japonesa (Wisteria floribunda) y la glicina china (Wisteria sinensis). Si bien son muy similares en cuanto a características y cuidados, su principal diferencia es que la japonesa tiene la capacidad de enroscarse en el sentido de las agujas del reloj, mientras que la china lo hace en la dirección opuesta. 

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Pertenece a la familia de las leguminosas y brinda un fruto que es una legumbre achatada de color pardo, donde se encuentran unas semillas. Este fruto madura durante el verano, abriéndose y liberando estas pequeñas semillas. La capacidad germinativa de estas es muy baja, por lo que su multiplicación se realiza a través de injertos. Estas vainas y semillas son tóxicas, por lo que se debe tener cuidado con los niños y mascotas. En caso de ingesta pueden causar mareos, vómitos  y dolor abdominal.

A la hora de plantar es importante tener en cuenta que no florecen rápidamente. Las flores crecen en las ramas del año anterior, por lo que pueden pasar uno o dos años hasta que la veas florecer.

¿Dónde plantar la glicina?

La glicina tiene un gran poder de adaptación y puede acomodarse en cualquier tipo de suelo. Prefiere los suelos arenosos y ligeramente ácidos. Lo más favorable para esta especia es que sea un suelo profundo que retenga un poco la humedad, pero con buen drenaje para evitar el encharcamiento. 

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Como se trata de una planta que da flores es esencial que este ubicada en un lugar que reciba al menos 6 horas de sol. Sus flores, para crecer, dependerán de esos momentos de exposición. 

Sin dudas es una planta que debe plantarse en suelo directo, pero si en tu caso no contás con un jardín, no es motivo para renunciar al disfrute de sus coloridas y aromáticas flores. Se pueden colocar en macetas de gran tamaño cerca de un poste o guiándola para que pueda treparse y hacer su gracia. El crecimiento será menor que si se coloca en tierra, pero aún así crecerá fuerte.

¿Cuándo plantar la glicina?

Su plantación sucede por lo general en primavera, cuando ya no hay riesgo de heladas. Si bien es muy resistente a estas, es preferible que no se den en el momento de pasarla a tierra para proteger la planta. Se puede plantar también en verano, siempre y cuando se eviten las altas temperaturas y se le brinde un riego regular.

Guiar el crecimiento de la glicina

La glicina no se aferra a un soporte por sí misma, por lo que en el momento de plantarla hay que ayudarla a sujetarse y ella naturalmente comenzará a girar a su alrededor. La mejor manera de guiarla es seleccionar el tallo más erguido y encimarlo al soporte elegido. Una vez hecho esto, tendrás que retirar los brotes laterales para que pueda crecer hacia arriba. 

                                      
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Cuidados de la glicina

Es una planta muy fácil de cultivar porque requiere muy poco mantenimiento. Precisa un riego regular durante el verano, que puede ser cada 3 o 5 días, dependiendo de la sequía y temperaturas. En el caso de las glicerinas en maceta, necesitan un riego diario. 

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En cuanto al abono, será necesario para disfrutar de una abundante floración que la planta cuente con una fuente constante de nutrientes. Se puede abonar con compost o estiércol. Es importante no hacerlo en exceso porque favorece el desarrollo del follaje. 

Poda de la glicina

La glicina requiere una poda eventual para que sus ramas no se enreden demasiado, y para poder florecer y desarrollarse bien. Durante el invierno se deben cortar las ramas largas que crecen, y en las que sólo las yemas de la base dan flor. Si bien se perderían algunas flores con este corte, luego crecerán en mayor cantidad. Además, se deben eliminar las ramas secas y chupones.

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Sin embargo, en verano también es necesario realizar una o varias podas. En primer lugar, se quitan las inflorescencias pasadas. Luego, las ramas largas se cortan dejándolas de 40 cm de longitud para obtener mejores resultados.

Durante el primer año se cortan los brotes laterales del tronco principal. Es importante, y quizá el mayor trabajo que genera la glicina, realizar las podas correctamente para que la planta pueda crecer en la forma que corresponde sin enredarse y no poder producir flores con normalidad. 






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